Esperando el 7 de enero

Nunca me gustó la Navidad. Cuando era pequeña porque mi familia paterna era demasiado grande y yo me sentía muy pequeña, difuminada e invisible entre tantos tíos y primos. Yo no era ni de los mayores, ni de los pequeños y para mi abuelo nunca fui visible.

Recuerdo de aquellas comilonas navideñas que acababan siempre con la mitad de la familia peleada con la otra media y todos con una sensación amarga de que la Navidad es un mal trago por el que hay que pasar.





Quizás las mejores navidades fueran aquellas en las que, muertos mis abuelos, celebrábamos la Nochebuena sólo con mis padres y mis hermanos. La llegada de nuestras parejas, volvió a complicar el tema.


Tampoco el Fin de Año me trae buenos recuerdos. Mi ex-marido se fue de casa por esas fechas y desde entonces salgo de mi casa como alma que lleva el diablo e intento encontrar un rincón en el mundo donde casi no se note que cambia el año.


De los Reyes tengo buen recuerdo de muy pequeña. Mi padre disfrutaba como un enano montando en el comedor una "parada" de regalos impresionante, el "scalextric" montado, la cocinita con las muñecas alrededor de la mesa..., espectacular. Tocaba una corneta a primerísima hora de la mañana y estaera la señal de que el último paje de los Reyes había abandonado nuestra casa y podíamos entrar ene el comedor.

Era emocionante comprobar que los camellos habían comido la paja y bebido el cubo de agua que habíamos dejado la noche anterior y que los Reyes habían dado buena cuenta del whisky y los turrones que también habíamos dejado..

Pero eso duró poco y para colmo mi cumpleaños coincide con la víspera de Reyes, por lo que he tenido toda la vida una sensación de injusticia al tener objetivamente menos regalos que mis hermanos y quedarme sin fiesta de cumpleaños que sí tenían mis hermanos que cumplen años en septiembre y a finales de enero.

Odio la tortura anual del "pensar-buscar-sufrir la aglomeración-comprar" regalitos para toda mi familia.

Siempre creo que me he quedado corta, que soy una tacaña o que no los quiero suficientemente... horror, los traumas de la infancia...!!!

La angustia me dura hasta el día 24 porque ningún año consigo acabar mis compras antes.

Así que declaro antes de que comience el baile anual:

ODIO LA NAVIDAD

Y me encanta poder gritarlo en algún sitio...

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